Los electricistas: poniendo luz a la oscuridad creada por la DANA
Carta abierta de Rafael Castillo Devis, Presidente de ASELEC
Han pasado ya varias semanas desde que la DANA golpeó con fuerza nuestra región, dejando tras de sí una estela de destrucción. Aunque la red de distribución eléctrica de IBERDROLA está prácticamente restablecida, esto es solo una pequeña parte del enorme desafío al que nos enfrentamos. Los daños en las instalaciones eléctricas de hogares y empresas recaen directamente en sus propietarios, y aquí es donde entra en juego la encomiable labor de un pequeño ejército de electricistas.
Este grupo está compuesto principalmente por autónomos y pequeñas empresas, muchos de ellos asociados a ASELEC (Asociación de Empresas de Instalaciones Eléctricas, Telecomunicaciones y Energías Renovables de Valencia). Desde el primer momento, han trabajado incansablemente, asumiendo riesgos considerables para restaurar el suministro eléctrico y devolver algo de normalidad a las zonas afectadas.
La magnitud del desastre
En las áreas devastadas por la DANA, los vecinos han sido testigos del esfuerzo de estos técnicos, quienes son recibidos con los brazos abiertos y la esperanza de recuperar electricidad en sus hogares y negocios. La magnitud del desastre es abrumadora. En esta zona, que concentra una alta densidad de población, se encuentran cerca de 42 parques industriales, conformando uno de los núcleos industriales más importantes de la Comunitat Valenciana.
Desde ASELEC, nos movilizamos inmediatamente tras las primeras alertas el pasado martes 29 de octubre. Conscientes de la urgencia de restablecer el suministro eléctrico tanto para los afectados como para garantizar el funcionamiento de los equipos de rescate y las infraestructuras básicas, organizamos un gabinete de crisis. Más de 100 empresas instaladoras se desplegaron en las zonas afectadas, priorizando centros sanitarios, residencias de ancianos, farmacias y establecimientos con cadena de frío.
Un esfuerzo voluntario y altruista
Desde las primeras horas, la labor de los instaladores ha sido incansable y altruista, enfrentándose a riesgos significativos. Los daños provocados por el agua en las instalaciones eléctricas y las deficiencias estructurales de muchos edificios antiguos han complicado aún más su tarea. Estas condiciones han puesto en evidencia las carencias en nuestro parque edificado, especialmente en momentos de crisis como este.
El trabajo que queda por delante es titánico y requerirá el esfuerzo constante de nuestros instaladores durante meses. Por ello, será fundamental contar con el apoyo de las administraciones públicas, entidades privadas y la sociedad en general. Necesitamos recursos materiales y económicos para continuar con esta ardua tarea.
Un agradecimiento especial
Como presidente de ASELEC, quiero expresar mi más profundo agradecimiento a los voluntarios por su entrega y solidaridad. También agradezco las ayudas recibidas, especialmente por parte de los distribuidores, fabricantes de material eléctrico y compañías energéticas, que han facilitado materiales esenciales y contribuciones económicas para paliar los primeros efectos de esta catástrofe.
Destacar el apoyo incondicional de muchas asociaciones de instaladores del resto de España, cuyas aportaciones económicas y de material has sido fundamentales.
Extiendo mi gratitud a los colegas instaladores de nuestra Comunitat Valenciana y de otras comunidades autónomas que, a pesar de las distancias, no han dudado en unirse a este esfuerzo. Su ejemplo es un reflejo del compromiso y la solidaridad que caracterizan a nuestro sector.
El desafío continúa
A pesar de los avances, la situación sigue siendo extremadamente complicada. Intervenir en instalaciones eléctricas dañadas, en edificios en condiciones precarias, conlleva riesgos tanto para las personas como para los bienes. Por ahora, las operaciones se centran en soluciones provisionales de emergencia. La restauración definitiva de las instalaciones será un proceso largo, que irá de la mano de la reconstrucción de las infraestructuras y edificaciones afectadas.
Esta crisis nos recuerda el valor de los electricistas, quienes, además de su profesionalidad, demuestran una integridad ejemplar. La electricidad, aunque incolora, inodora e insípida, es esencial. Solo cuando nos falta, comprendemos su importancia en nuestra vida cotidiana.
Una oportunidad para la innovación
Además de atender las necesidades urgentes, este desastre ofrece una oportunidad única para construir infraestructuras más seguras, eficientes y sostenibles. Debemos aprovechar los avances tecnológicos para incorporar energías renovables descentralizadas, como el autoconsumo solar fotovoltaico, tanto individual como colectivo. También es el momento de crear comunidades energéticas en barrios y polígonos industriales, e impulsar la infraestructura para la recarga de vehículos eléctricos, especialmente ahora que gran parte del parque automovilístico debe ser renovado.
Desde aquí, hago un llamamiento a las administraciones para que promuevan ayudas públicas, subvenciones y fondos europeos destinados a estas iniciativas. Transformemos esta tragedia en una oportunidad para avanzar hacia un futuro más sostenible.
El papel esencial de los instaladores
El trabajo de las empresas instaladoras es esencial, tanto en tareas cotidianas, como la reforma de una vivienda, como en proyectos complejos, como la automatización de procesos industriales. En esta ocasión, hemos demostrado nuestra capacidad para responder a desafíos extraordinarios, estando siempre en primera línea para servir a la sociedad.
Un futuro de esperanza
Los valencianos y valencianas tenemos la oportunidad de superar este duro golpe con valentía y determinación. Debemos reconstruir las zonas afectadas, convirtiéndolas en un hub de productividad, riqueza y progreso. Aunque las pérdidas humanas son irreparables, todo lo demás podemos recuperarlo y salir más fuertes que antes.
Los instaladores estaremos ahí, como siempre, preparados para afrontar este desafío.
Rafael Castillo Devis
Presidente de ASELEC